sábado, 19 de abril de 2008

Vall de Gallinera. 13 de abril de 2008

El viaje desde Alicante hasta el inicio de la excursión se hizo por la AP-7 hasta Oliva y, desde allí hasta la población de Benialí, que forma parte del municipio de Vall de Gallinera. La duración del trayecto fue de 1:34 horas.

La visita programada consistía en seguir el sendero de pequeño recorrido PR-CV 167 entre los núcleos de Benialí y Alpatró, regresando de nuevo a Benialí, para ir después en coche hasta Alcalá de la Jovada con el objeto de comer en el restaurante del Camping “La Vall”. Sin embargo, un despiste en La Carroja nos llevó por una vía equivocada y aunque recuperamos el trayecto correcto, no pudimos completar el camino previsto llegando tan sólo al inicio del barranco de la Vall de Gallinera.

El trayecto realizado finalmente fue Benialí-Benissivà-Benitaia-La Carroja, y regreso hasta Benialí.

El camino está señalizado razonablemente bien y nuestro despiste se debió a no estar lo suficientemente atentos a las señales que había en La Carroja allí donde está el lavadero: en lugar de adentrarnos en la Carroja, seguimos adelante por la carretera en la curva donde está el mesón “La Cueva”. El camino rural tiene continuidad en algunos puntos sobre la propia carretera CV-700 Por lo que es recomendable llevar cuidado y circular por la izquierda.

Partimos en la fuente dedicada a la Virgen de la Concepción (recuerdo de María Cortell en 1957) en Benialí y seguimos por un sendero situado a la derecha de la carretera en dirección oeste. Por las fechas en que realizamos la excursión ya apenas quedaba flor en los cerezos que se pueden ver en el camino y sus ramas comenzaban a estar repletas de cerezas, verdes la mayoría de ellas, aunque algunas empezaban a teñirse de rojo. Muchos naranjos mostraban, sin embargo, sus blancas flores de azahar.


A no más de un kilómetro llegamos a Benissivà, localidad que cuenta con un campanario de fines del siglo XIX y algunas casas restauradas con bastante gusto. Allí tomamos unos cafés en el bar “Placeta” situado junto a la carretera, donde nos indicaron que para seguir el sendero debíamos continuar durante un trecho por la propia carretera. Después de visitar Benitaia, que está justo al lado de Benissivà, seguimos el sendero hasta llegar a La Carroja, desde donde, por error, seguimos por la carreta para, volviendo sobre nuestros pasos, después adentrarnos en la localidad y seguir hacia el barranco de la Gallinera. La Carroja cuenta también con un campanario singular y casas bastante bien cuidadas.

Después de volver a Benialí (nueve kilómetros y 2:40 horas después de empezar) cogimos el coche para ir a comer al Camping La Vall, un trayecto de 9,2 km que hicimos en unos veinte minutos por una vía bien asfaltada pero muy estrecha y empinada que sale desde Benialí y sube hasta la Sierra de la Foradá con mucha rapidez y que ofrece una espléndida vista del valle (para los que no van conduciendo).

Si el sendero de la Vall de Gallinera fue agradable, la comida fue excelente. El tiempo permitió que comiéramos en la terraza del restaurante para que los fumadores pudieran mezclar los sabores de la comida con la aspiración de la nicotina, lo que debe ser algo tan bueno que en su generosidad quieren que compartamos los que no fumamos.

Lidia nos atendió muy bien y nos ofreció una carta que cuenta con una gran variedad de entrantes, una ensalada de la casa, pescados carnes y una oferta de dos platos “calientes”, aunque uno de ellos es por encargo.

Los nueve que éramos optamos para entrantes por el embutido seco del Comtat, el queso frito con mermelada de cebolla, los chipirones con habas baby, el hígado encebollado y los cardos en salsa de almendra. Pretendimos comer una pericana según la receta ortodoxa de Alcoy, pero Lidia lo desaconsejó porque el pimiento no estaba lo seco que mandan los cánones.

Como plato principal la mayoría optamos por el “blat picat” (olleta de trigo con garbanzos, cardo y carne de cerdo), aunque otros prefirieron las cocotxas de rape a la romana, el cordero al horno con escalivada y el entrecot gratinado con queso de cabra.

Para postre optamos por los brownies con chocolate caliente, calabazas asadas con miel de caña y el hojaldre de cabello de ángel y almendra.

Antes de sentarnos a la mesa tomamos unas cervezas con algo de picar y en la comida disfrutamos de un vino de la zona, “Penya Cadiella” que ya conocíamos y sabíamos que no nos defraudaría. El precio por persona, propina incluida, fue de 27 euros.

Estamos seguros de volver para probar lo que no pudimos: entre otras cosas la pericana y el arroz al horno que habrá que encargar.

El regreso hacia Alicante lo hicimos por un trayecto distinto: por Tollos, Benimassot, Gorga y Benilloba. Pretendimos bordear Alcoy, pero las obras de la autovía A-7 nos obligaron a pasar por la misma plaza del Ayuntamiento, donde ya está instalado el Castillo para las fiestas de Moros y Cristianos. El tiempo total del trayecto fue de una hora y cincuenta minutos.

Referencias y enlaces de interés:


Camping La vall

Camí Corral d’Adon s/n Alcalá de la Jovada. La Vall d’Alcalá. Tf. 96 551 43 33


Guía Senda Verde. Senderos de la Provincia de Alicante. Conselleria de Territori i Habitatge. Valencia, 2006. (pp.218-219)


http://www.viajarenfamilia.net/rutas.php?t=senderismo&p=4&id=92

sábado, 5 de abril de 2008

Primer tramo de la vía verde del Maigmó. 29 de marzo de 2008

El punto de salida de la excursión está en un camino que hay a la derecha nada más salir de la primera rotonda de la carretera de Agost a Novelda y que tiene un indicador de madera señalando que por el mismo se puede acceder a la vía verde. En el arranque de dicho camino hay a la izquierda una cerámica y a algo menos de trescientos metros, poco antes de una vivienda situada a la derecha, se puede dejar el coche en un ensanche (caben dos vehículos). Desde ese punto se puede optar por seguir por el camino hacia arriba y, al llegar junto a una balsa de riego (que está elevada) girar a la izquierda hasta acceder a la vía verde o bien salvando un terraplén, acceder desde el mismo lugar donde se deja el coche.

El itinerario ha consistido hoy en una subida en dirección al Maigmó de casi dos kilómetros y medio, volviendo sobre la propia vía verde más allá del punto de salida hasta la estación de Agost, para volver a la salida por la carretera provincial CV-826, que une la estación de Agost con la propia localidad. En total, ha sido un itinerario de casi quince kilómetros, en el que se ha tardado, con descanso incluido, casi cuatro horas.

El itinerario se aprecia en el mapa siguiente:



La vía verde está razonablemente bien cuidada y en sus márgenes hay árboles y arbustos regados mediante goteo: limoneros, higueras, moreras, palmeras, plantas aromáticas, etc. lo que hace más agradable el trayecto en un entorno bastante árido.


La ruta tiene una pendiente muy suave y está habilitada para su uso por caminantes, ciclistas y vehículos de vecinos autorizados, aunque en determinados tramos es compartida con vehículos a motor (el tráfico es, de todos modos, escaso).
La vía verde es cruzada por caminos y vías asfaltadas que, en determinados casos pueden significar un cierto riesgo para ciclistas que se excedan en su velocidad y los atraviesen sin las debidas precauciones. En nuestra salida fuimos testigos de una situación de riesgo para un grupo de ciclistas que bajaban por el camino a excesiva velocidad y estuvieron a punto de colisionar con un coche que atravesaba la vía. Por ello, una recomendación razonable es que se sea muy prudente en las intersecciones.
A 1,8 km del punto de inicio de la excursión hay un puente de hierro sobre la rambla del Derramador habilitado para los caminantes de la vía verde que estaba, sin embargo, cerrado, debiendo abandonar la ruta para utilizar una carretera asfaltada que atraviesa el lecho de la rambla.




Por la premura de tiempo y con intención de abreviar el regreso al punto de partida, optamos, en la estación de Agost, por utilizar la carretera provincial CV-826 en lugar de la vía verde. Opción nada recomendable ya que la vía en determinados puntos no tiene arcén y nos encontramos varios camiones de gran tonelaje, que circulaban a gran velocidad confiados en la ausencia de radares y de agentes de la Guardia Civil.

Enlaces de interés: http://www.viasverdes.com/